11 abril 2007

SONATA PARA UN HOMBRE BUENO

Estoy contento. Creo que vale más la pena pensar en las cosas buenas que hacen muchas personas que en las malas de unas pocas, en las que nos salen bien que en las que nos salen mal, en lo que nos llena los sentidos de sensaciones agradables que en lo que nos hace retroceder, en el detalle que tienen tus hijos (el que los tenga, es mi caso) que en lo que te gustaría que te hicieran. Creo que es mejor estar enamorado de mucha gente a no querer a nadie más que a uno mismo; a fin de cuentas el ombligo de uno es muy parco en cariño. Prefiero emocionarme con una canción o una película a ser de marmol. Me gustaría se músico, me gustaría esculpir, saber pintar mejor, hacer bien cualquier trabajo, me gustaría ser amigo de más gente, querer más a mi familia, me encantaría ser un gran amante, quisiera dar más cariño a mi gente, me gustaría hacer muchas cosas. Pero no querría ser malo. Y estoy contento por estar en el intento, tantas veces fallido, de ser un hombre bueno (mejor que el de la película).

Quisiera ser casi como Jean Valjean, pero es tan, tan difícil. Para personas así son las sonatas.