27 agosto 2008

PABLO MENDOZA MONDÉJAR

Voy a dejarte una cita del Quijote y cuando sepa expresar lo que quiero decirte lo escribiré. Está en el cap. 65 de la II parte:

"...No se abrazaron unos a otros, porque donde hay mucho amor no suele haber demasiada desenvoltura."

Se que sabrás esperar hijo mío.

MAMÁ

Mi madre es algo diferente, así se hace bueno el dicho de que 'madre no hay más que una'. Ahora puede que el concepto que había antes, de 'madre', sea diferente debido a que los chavales son criados por unos abuelos, a que se pasan más horas en el colegio o a que padre y madre comparten esa crianza. Los tiempos son otros y todos trabajamos. No creo que sea ni mejor ni peor, es 'otra cosa'.

Mi madre es de las de antes, es la que me llevaba a la Plaza de Oriente por las tardes, y al colegio, es con la que iba a buscar a mi padre, alguna vez, a la salida del trabajo, o con la que iba a Lavapies a ver a Lola y a Adolfo, o al taller del tio Miguel, cuando me tenían que poner las inyecciones es la que me llevaba a un sitio que había en Tirso de Molina (se llamaba "La gota de leche") y que después del pinchazo tenía como premio un yogur (ahora parecera una tontada, pero hace cuarenta y cinco años eso era mucho), es con la que hacía los deberes en la cocina de San Blás, es la que se hacía dos viajes para ir a buscarme al colegio cuando por las tardes me dejaban castigado hasta las ocho, es la que me llevaba el desayuno a la cama y por las noches, cuando ya estaba acostado, es a la que le pedía un vaso de agua, es la que me decía que bajara a comprar algunas cosas como la leche o el pan o la casera y el vino, es la primera que se enteraba de mis malas notas y mis castigos, es la que me dejaba bajar a la calle 'media hora' o el tiempo que ella consideraba que podía estar y la que enseguida me oía decir alguna palabrota y me hacía subir y me decía un "mañana estás castigado", es la que ya con la paciencia superada, cuando me tenía que dar ese cachete tan merecido se hacía daño en la mano al darse con mis codos, y así un largo etcétera.

Al hacerme mayor la cosa cambia un poco, ya había hecho su trabajo y lo que quedaba era ver el fruto. Está ahí, no hace muchas preguntas, pero se va dando cuenta de todo. Y al hacerme más mayor aún es la que me cuenta sus cosillas, las de mi padre, de mi hermana o mi sobrina, es la que sufre con mis opiniones o a quien se las digo o quien me puede oir.

Y como reconocimiento y agradecido a su labor de madre voy a dejar una cita del Quijote. Está en el cap. 72 de la II parte:
"-Yo -dijo don Quijote- no sé si soy bueno; pero sé decir que no soy malo;..."

Un beso mamá.