Fue un período bello, de mucho trabajo, de mucha hermandad, de mucho compañerismo, de querer sacar un proyecto más importante de lo que luego ha sido (estamos hablando de hacer Don Quijote de la Mancha en dibujos animados) y con gente muy joven, entusiasta, liderada por algunas personas que podían ser nuestros padres y que tenían el mismo entusiasmo (no entro en que fueran jefes o lo que sea).
Días de no dormir, de dormir en el estudio, de salvarnos el culo de un capítulo, que no daba tiempo a entregarlo, el hecho de que trajeran los restos de Alfonso XIII, de recibir la visita de Quino por la noche y que hiciera alguna Mafalda.
Luego han pasado muchos, muchos años y en el homenaje a Cruz Delgado, conductor de aquel viaje, coincidimos, después de muchos años, aquella gente. Más gordos, más calvos, más mayores,... pero con el mismo entusiasmo, con tanta alegría que sólo el que haya pasado por algo así, sabrá de lo que estoy hablando.
En la foto que pongo en esta entrada no estamos todos, cualquiera sabe lo difícil que es conseguir eso, pero los que estamos, éramos. Os quiero a todos y os tengo como una parte muy importante en mi vida y de mi vida.