De nuevo es 11 de marzo. Para muchos hace siete años fue el último. Para muchos más es un día que marcó sus vidas por las lesiones físicas, las que no se ven y los recuerdos. Yo quiero cada aniversario estar al lado de los que podemos, y queremos, recordar.
En estos años han pasado muchas cosas aunque nada comparable a aquello. Sigue amaneciendo cada mañana, las rencillas políticas siguen siendo 'patéticas', la situación económica sigue marcando las vidas de los trabajadores, están tratando de mirar por nuestra salud pulmonar o por la 'sostenibilidad del planeta', se siguen gastando cantidades multimillonarias (en euros) en hacer buenas carreteras y mayores accesos a las grandes ciudades. Pero a una población que cada vez está más envejecida no se le hacen más residencias o centros de atención a personas mayores. La cultura sigue siendo lo último que importa, es mejor estar bien informado sobre los resultados del Barcelona C. F. o por una tendinitis del último fichaje del Real Madrid, que fomentar la lectura, la música o cualquier arte o pensamiento. Cuesta menos llenar un campo de futbol que un teatro. Si en internet hay posibilidades de compartir cultura, entonces van y le ponen puertas.
Pero sabed que por que hayáis muerto en aquellas circunstancias pocos habrán sido reflexivos más allá de cuatro días después de vuestra pérdida. Lo que sigue atrayendo televisivamente son los programas 'de mierda'. Puede que tengan culpa las televisiones por lo que ofrecen, pero es que la mayor parte de la gente "sigue" esa mierda (luego, eso sí, dicen que es vergonzoso, pero lo ven y se saben la vida del último mentecato que ha hecho cualquier cosa interesante como acostarse con...). No puedes hablar con nadie sobre un tema que requiera un mínimo razonamiento.
Se tiende a la estética de lo inmediato, de lo inmediatamente perecedero.
Se mandan muchos emails, sí, pero ninguno dice nada, de verdad, la gente sigue sin comunicarse. No se dice nada. Hay colecciones de fotos 'muy bonitas' de todo el mundo, con música 'muy bonita' y con la n-o-t-i-t-a final de "envíaselo a diez personas". Pero nadie se dice nada. Hay un par de 'redes sociales' de millones de amigos, unos tienen trescientos, otros noventa, otros... ¿Qué se dicen? ... Nada. Qué triste vida la mía sin redes sociales y sólo con un puñado de amigos.
Mejor es no hablar de cosas que conlleven a la reflexión. Eso es cosa de aburridos. Mejor ver la tele que leer ("es que yo cuando llego a casa lo que quiero es desconectar de los problemas, que bastantes vueltas le tiene que dar uno a la cabeza durante todo el día).
Ya no estáis con nosotros y no sé cuáles eran vuestras inquietudes, pero me da pena ver que ante un hecho tan importante, nadie ha optado por valorar más la vida. El espíritu de aquel día no ha perdurado en el tiempo y aquel magnífico comportamiento ciudadano (de tanta humanidad espontánea) tampoco ha desencadenado una catarsis. No ha cambiado nada. Sólo vuestra falta. Seguimos tan irreflexivos como siempre y quejándonos de las mismas nimiedades que lo hacían nuestros tatarabuelos aunque ellos no 'disfrutaban' de la PSP ni del Ipod.
Sólo queda el dolor de vuestra ausencia, de aquel hecho y el sentimiento profundo de quienes nos gusta alimentar la EMPATÍA, las relaciones personales en el cuerpo a cuerpo, el cariño por el amigo y la persona que está a nuestro lado y "la RAZÓN" que es la que nos hace humanos.